domingo, 19 de julio de 2009

DUROS DE DOMAR


Let’s do some living after we die


Wild Horses, Rolling Stones





“La puta que vale la pena estar vivo”, grita en un momento de la película y rememora después de morir José, personaje principal de esta historia inspiradora. Hector Alterio es un tipazo haciendo el papel de anarquista siglo XX. Leo Sbaraglia parece puto con la melena teñida de rubio encarnando a Pedro. Carolina Dopazo como Ana (luego haría de Mariana, el amor de Tanguito). Hoy, Marcelo Piñeyro (director) se convierte en mi héroe. Su opera prima es quizá lo mejor de su obra. El Método despiadado de la corporación. El Tango Feroz que decía que “todo no se compra, todo no se vende”. La Plata Quemada de la transición a la disctadura. Hasta ahí llegué. Todavía me falta ver Cenizas del paraíso y Kamchatka. Nadie ha retratado a una Argentina contemporánea como lo hizo Piñeyro.


"Los indomables", este dúo de ficción compuesto por José (Alterio) y Pedro (Sbaraglia) deciden escapar de sus vidas, de la rutina. Uno jubilado, el otro un yuppie fracasado. En la Argentina de los 90’s, de Menem, nadie se salva. Mueren las industrias, crece el desempleo, abundan las estafas. Una deuda pendiente que José decide saldar antes de morir. Un puñado de dinero justifica la apuesta que le hace a Pedro. Lo elige para preguntarle si hubiese dejado que se pegue un tiro en su presencia. Al final, los dos ganan la apuesta.


La vida es corta para hacerle frente, para pedir permiso. A José le gustan las mujeres con esta actitud. Aparece Ana (Dopazo), la que no encuentra lo que busca y dice que “todos los hombres son unas cucarachas”.


Pedro y José son cómplices. Víctimas del sistema injusto, escapan de la capital con medio millón de dólares. El trío convive durante cuatro días. Un camino bifurcado, vida y muerte para dos generaciones. Para ganar la apuesta hay que saber que vale la pena estar vivo.

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