EL TIEMPO PERDIDO (un homenaje tardío y sincero)

Por David Mamani Cartagena


Para Miguel Cabruja y <•||||-||||-<

 Los Salmones en la refundación de Santa Cruz, Manzana Uno, 2010

Debo confesar que no les creía. Había escuchado hablar de ellos y apenas los reconocía. Y pensar que por esas idas y venidas nunca supimos si realmente estábamos enojados. Si valía la pena seguir en silencio cuando la vida es corta para callarse.

Recuperamos la alegría y hasta hace unos meses ya nos saludamos. Con respeto los sigo.

Recordé el tiempo perdido mientras los veía en la refundación del pueblo hace unas semanas en la Manzana Uno. En ese momento pensé: están rescatando la tradición oral, nuevos fraseos para los versos de antaño. Están creando una estética, un lenguaje que si no se adapta a los días, muere.

“No mi cumpita don paco le juro no miento que pues yo no fui” se pierde en la voz de ese personaje que Jagger no podría llegar a emular porque es nuestro.

Han demostrado que lo "cruceño" también puede ser rock n’ roll y blues. Que no hace falta disfrazarse de camba para exaltar la región y gritar a los cuatro vientos que viva Santa Cruz. Solo basta con ser un hijo del buri y bailar en la pista calentada por el padre nuestro sol.

Hoy la franqueza pudo más que el tiempo perdido. La madrugada de este domingo recibía un elogio. Era Miguel que se acercaba a mi mesa en un bar del casco viejo de la ciudad para decirme que esa sustancia, el alcohol; le cruzaba los cables. Que no le dejaba pensar y quizá yo tenía más para perder que él. Que ya no sería el mismo.

Gracias Miguel. Nunca más el tiempo perdido. Un abrazo.

Foto: David Mamani Cartagena