viernes, 28 de enero de 2011

CINEFILO-LECTOR, DUALIDAD DE LA SUBJETIVIDAD


David Mamani Cartagena




Millennium es una trilogía literaria escrita por Stieg Larsson, periodista sueco comprometido con las causas humanas como el antirracismo y la violencia contra el género femenino. Según su biografía oficial, durante su adolescencia fue testigo de un vejamen sexual hacia una mujer, hecho que marca su vida e inspira su apoyo por los derechos de las mujeres.

Larssson, fallecido en 2004 y devenido escritor en sus últimos años de vida, nunca vio publicado en formato impreso la primera entrega de la serie Millennium titulada “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Sin embargo dejó escrita la segunda como la tercera secuela: “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”. Cada una de estas historias han sido adaptadas a la pantalla grande y estrenadas durante 2009.

Londra Films, distribuidora independiente, ha hecho posible que esta primera parte dirigida por Niels Arden Oplev, sea exhibida en nuestra ciudad. Millennium I, protagonizada por los actores Michael Nyqvist y Noomi Rapace, encarnan a los personajes principales Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, quienes resuelven similar entuerto descrito en el libro. 

Mikael Blomkvist es un periodista, dueño de la revista Millennium, quien es acusado y sentenciado bajo el delito de difamación por un poderoso empresario. Mientras espera cumplir su condena, Blomkvist es contratado por el multimillonario Henrik Vanger, quien desahuciado por la desaparición de su sobrina Harriet, decide investigar su paradero 36 años después de sucedido el hecho. Azares del destino, Blomkvist conoce a Lisbeth Salander, investigadora y hacker profesional, dueña de un abultado perfil psicológico caracterizado por su pasado de frustración y violencia, ataviada de tatuajes y piercings cual “Lara Croft emo” (inevitable comparación). Salander ayudará a Blomkvist a resolver un misterio cuya obviedad se salva por las circunstancias que sostienen un entretenido guión escrito por Rasmus Heisterberg y Nicolaj Arcel, basado en la novela de Larsson.



Hasta aquí la dicotomía de la subjetividad para quienes esperan una versión que supere la una a la otra, es decir del libro a la película. Como toda adaptación, las posiciones varían entre la del director que realiza una interpretación de la obra del autor, la opinión del lector con respecto a la versión del director y una clara excepción que no terminará de cerrar el círculo será la opinión del autor (Larsson) sobre el filme.

Bajo el sano ejercicio de la dualidad cinéfilo-lector, está claro que algun@ querrá destacar el papel principal de anti-heroína de Lisbeth, las flores disecadas que Harriet le enviaba a su tío en su cumpleaños, las citas bíblicas que hacían referencia a la lista de mujeres asesinadas por uno de los integrantes de la familia Vanger, la escena donde Lisbeth arroja un bidón de combustible y prende fuego a su progenitor (responde al título de la secuela siguiente) y finalmente el tatuaje que Lisbeth realiza en el torso desnudo de su tutor, que honra el feminismo del autor. 

Esperemos que la subjetividad perdone todas las llamadas de atención o casos de omisión porque al final nunca conoceremos la objetividad del autor: Larsson, el hombre que amaba a las mujeres.

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