sábado, 15 de enero de 2011

SUBESTIMACION Y EMPATIA

David Mamani Cartagena (*)






La noche del miércoles, una vez concluida la proyección del filme nacional “Vidas lejanas”, su director Okie Cárdenas; comentaba a los asistentes que muchos bolivianos “podrán identificarse con alguna de las historias narradas en la película”.

 “Vidas lejanas” retrata la vida de Ximena y Leonarda, mujeres bolivianas de diferente estrato social y existencia paralela, quienes deciden emigrar a España ante carentes situaciones  o emergencias que atraviesan, retornando a su país de origen con nuevas esperanzas.

Si bien la experiencia es un rasgo emocional que conlleva a la empatía tomando en cuenta esa referencia a la identificación, ese sentimiento (empatía) no garantiza la calidad subjetiva de un filme al momento de ser calificado por un espectador.

Recuerdo hace un tiempo que María Galindo (Directora de Mujeres Creando), hacía referencia a los concursos de belleza como un mecanismo de “idiotización para las mujeres y el público en general”. Empero, parafraseando a Galindo; el panorama del cine nacional atraviesa más que un problema de idiotización, una compleja subestimación hacia el espectador.

“Vidas lejanas” se caracteriza por el recurrente tema de la migración, la sordidez de los diálogos dignos de una novela refrita, un pésimo doblaje de voces que concluye en un discurso lleno de clichés y estereotipos. En síntesis, una reiterada estética naif de la “bolivianidad” llevada a la pantalla grande, que no pienso asumir objetiva y subjetivamente.

De todos los filmes nacionales estrenados hasta el año pasado y contados en el presente 2011, creo ninguno cumple un estándar de calidad si hablamos de competir en instancias internacionales. A excepción de un género poco difundido y realizado en nuestro país como es el gore, el caso de Casting (directores: Denisse Arancibia y Juan Pablo Richter) podría variar mi posición. Mientras tanto asumo la ingenuidad que caracteriza a los realizadores nacionales y dejaré que mis colegas espectadores saquen conclusiones para citar los títulos a los que aludo. Es el turno de subestimar nuestra empatía.



(*) Periodista, Espectador de cine nacional

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