miércoles, 2 de marzo de 2011

AFIRMACIONES, REITERACIONES Y DIVAGACIONES


Una reseña sobre el libro Desentrañando la identidad cruceña

David Mamani Cartagena






Acaba de publicarse el libro “Desentrañando la identidad cruceña”, auspiciado por la Editorial La Hoguera, resultado del Primer Concurso de Ensayo sobre Identidad Cruceña, convocado por el Semanario Uno y la revista cultural Almazen de Santa Cruz.

La obra contiene los textos ganadores (primer y segundo lugar) y tres menciones especiales, categorías evaluadas por un jurado.

Leyendo la presentación del libro (introducción), Maggy Talavera, directora de Semanario Uno advierte que es necesario “repensar el mundo en que vivimos” parafraseando a la escritora Rosa Montero. A partir de ahí se desprenden otras ideas como “actualizar los conceptos”, o qué entendían por “lo cruceño”, “cruceñidad” y “cruceñismo” las élites, los líderes y los habitantes de Santa Cruz. Al final Talavera plantea según el sociólogo español Castells (posición adaptada a nuestro medio), debatir la identidad cruceña desde una visión “legitimadora” (estado, instituciones), “de resistencia” (auto-identificación) y “de proyecto” (acuerdo entre todos los miembros de la sociedad).

En cuanto a los ganadores y menciones de honor, se puede ubicar todos los discursos como una aproximación (nada absoluta) desde el ámbito de la “resistencia” por cuanto la redacción y/o construcción de pensamiento único (individual) partiendo desde un método científico (investigación) para concluir sobre determinado tema, en este caso la identidad cruceña. Reitero “de resistencia” cuando Talavera cuestiona aquella identidad que “reacciona construyendo con los materiales de su historia formas de auto-identificación que le permitan resistir su asimilación a un sistema que la subordina”. En síntesis, un cambio en el pensamiento dominante cruceño.

Por ejemplo, recapitulando las palabras de Carlos Guzmán Vedia, primer lugar del concurso (título “Obertura a Santa Cruz”), quien asumió un compromiso social con su entorno durante la presentación del libro; AFIRMA en su ensayo que el “mayor desafío de Santa Cruz en el siglo XXI” es disminuir las distancias económicas y sociales resultado de la “modernidad” de la ciudad.

Guzmán critica también la imposición de un proyecto neoliberal de parte de las elites, “centrado en la idea de éxito y consumo”. Distingue clases de cruceños como los del “centro y boulevard” como los “cruceños de los pueblos” y la “cultura popular”.

Rescato y exhorto al llamado de atención de Guzmán cuando indica que la “individualidad es mal pagada” en Santa Cruz, bajo la “completa necesidad de pertenecer a algún tipo de corporativismo, ¿acaso una característica de la modernización?”. Sobre este bien, la modernidad; Guzmán concluye que ésta “bien administrada, no atenta contra la identidad”.

Dorian Zapata, segundo lugar del concurso (título “El espíritu cultural cruceño: hibridación y espacios comunes de la identidad cruceña en el siglo XXI”), aclara con brillante actitud que su ensayo se enfoca desde el postmodernismo para “dilucidar algunas verdades y percepciones interpretativas sobre la identidad cruceña en el siglo XXI”.

Sobre estas verdades y percepciones, Zapata sostiene que la identidad “manejada desde la élite”, ve al cruceño en su totalidad como “hispánico, cristiano/católico y occidental” (herencia histórico-cultural) y “mestizo” (herencia post-colonial e indígena de tierras bajas).

Otra acertada interpretación de Zapata es su teoría de “hibridación”, como “un conjunto de estructuras y prácticas sobrepuestas que se entremezclan como un todo en el cruceño”. Explica mejor: “convergen en nuestra sociedad la fusión de prácticas culturales occidentales europeas, mestizas, e indígenas de tierras bajas y altas”.

Hago hincapié en este último enunciado, cuando transcribo “queremos romper con aquellas posiciones que aducen que el cruceño define su identidad a partir de la diferencia con el otro. Es decir, a partir de contradicciones binarias. Como si el cruceño fuera el contrario, la carga negativa de la carga positiva (o viceversa) de su diferente. Este otro -diferente del cruceño- ha sido relatado en los procesos histórico-políticos como el indio, el colla, el migrante, el Estado andino centralista, Bolivia en algunos casos”.

Hasta aquí la revisión de nuevos referentes, valga la redundancia, el ejemplo de los señores Guzmán y Zapata. Bajo una ramplona y cómoda actitud, asumo y comparto el riesgo que corre todo lector ante la obviedad de lo que se puede REITERAR en esta reseña. Me refiero a las tres menciones especiales sin menospreciar la calidad de sus autores, en el orden respectivo de Primera a Tercera Mención Especial: Freddy Pando Villalta, Eduardo Martínez Ríos y Reymi Ferreira Justiniano; cuyos textos merecen también su debida atención.

A colación se remarca la diferencia en cuanto al uso de fuentes bibliográficas entre los ganadores (Guzmán y Zapata) y la Tercera Mención Especial (Ferreira), dada la fecha de publicación de los autores que citan en sus investigaciones. La mayoría contemporáneos aunque se distingue el origen geográfico, entre lo local y lo foráneo. Una clara alusión a ese arcaico y quizá dominante discurso que en algún momento rayaba en lo ideológico y chauvinista regional.

En relación de los citados previamente, se espera que este cambio de pensamiento no sea recurrente ni dominante, tampoco eterno sino temporal, una sucesión natural generacional.

En cuanto a la publicación, un bien tangible cultural como es el libro, esperamos no obedezca del todo a cualquiera de las tres categorías o estatus mencionados al inicio por Talavera (elites, líderes y habitantes), avizorando un posible discurso dominante a priori. Al haber planteado los autores pensamientos desde la “resistencia”, se espera que éstos propicien espacios para el debate desde la individualidad, el ocio para el lector. Divagaciones a futuro, hacia un “proyecto” de y para tod@s l@s cruceñ@s.

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