viernes, 20 de mayo de 2011

A GANESHA UN DIA ANTES DEL FIN DEL MUNDO

David Mamani Cartagena



Así lo viví y vale la pena recordar. Recordar aquella cita de Gustavo Santaolalla (productor argentino): “no es el fin del mundo, sino el fin de este mundo”, cuando hablaba sobre el futuro de la música en la era digital. Ya sé, la frase coincide y es certera pero no tiene nada que ver con lo que leerán a continuación. Disculpen la confusión o la subjetividad, pero así defino este momento, un final anunciado antes del mentado fin del mundo. 

Acabo de leer la nota de despedida de Ram y no podía dejar de escribir porque me nombra. La deuda está saldada y he aquí mi versión sobre lo vivido en Ganesha.

Destaco tres momentos de mi vida en Ganesha. El primero, en los  inicios del boliche, cuando caí por primera vez para conocer aquellas historias de fantasmas que todavía habitan en la casa. Sentir aquella energía que me rodeó cuando caminé por uno de los corredores, mientras Ram me comentaba el esfuerzo en conjunto que significó construir una iniciativa y que en los días posteriores fue prosperidad.

Esa vez cuando presencié lo que fueron los últimos días, casi una despedida de un grande de la radio mientras residía en Santa Cruz. Catalogador de diversas épocas del rock como es Pato Peters. Sus selecciones figuran como testamento de sus fiestas temáticas realizadas en Ganesha. 

O aquella vez cuando pudimos agendar con Ram una fecha del Festijazz 2010 en Santa Cruz en el boliche. La posibilidad de llevar el jazz del snobismo puro de unos cuantos a un segmento alternativo. Peter Scharli (trompeta) y Zegadex (batería) y todos los que estuvieron esa noche de septiembre pasado pueden atestiguarlo.  

Hace unas semanas tocó Atajo de La Paz. Mientras actuaban puedo recordar la cara de felicidad de Ram detrás de la reja que separa el patio del servicio, observando como todos lo que quizá fue el mejor momento de Ganesha.

Ganesha fue eso, una variada oferta cultural donde convergían todos los estados de ánimo, estratos, modas y mañas de este pueblo. Creo que la consigna inconsciente de cualquier bar, antro o espacio es lograr un sentido de comunidad o colectividad entre su público. Aunque también vale decir que en la individualidad se construye identidad de apropiación. En pocas palabras, cuando llegas a sentir que ese lugar es tuyo y de nadie más aunque haya otros ahí. Ganesha lo consiguió en mí.

Ram se despide en su carta diciendo que el “vortex de la ceguera y el consumismo” acabó con Ganesha. Quiero recordar otra frase. Como bien decía Tanguito al final de la película Tango Feroz, “todo no se vende, nada no se compra”. Ganesha en un momento fue eso, un todo y hoy es nada. Nos quedamos con la “nada” porque es nuestra, porque si mañana es el fin del mundo el “todo” tampoco se compró ni se vendió. Que así sea.



Foto: Facebook Ganesha

2 comentarios:

La Prit dijo...

me encanta como escribes, como manejas la imaginacion, lastima que no puedo contar con una experiencia en Ganesha y ahora muere la esperanza de tener una :L
Solo queda otra esperanza que es el ojala otro lugar trate de seguir los pasos.

David Mamani Cartagena dijo...

Pritsy ! gracias por tus comentarios siempre halagadores, Ganesha sigue abierto aunque está por ver si continuará siendo lo que fue en un momento, tal vez puedas volver a scz y conocer el lugar

cuidate mucho, besos, saludos, chauu