viernes, 24 de agosto de 2012

LA VIDA SE RESUELVE


David Mamani Cartagena








"¿Conoces todas sus canciones?" pregunté. "Obvio", responde mi compañera de butaca. "¿Y por qué no cantas?" le digo. "Porque no canta nadie", contestó. Buena respuesta pensé.

Ismael Serrano vino a eso a Santa Cruz. Quizá se encontró con un público que sabía poco sus canciones. Que los que estaban adelante sabían menos y pagaron más por verlo, que los que aplaudían más y estaban ubicados atrás y pagaron menos. Ya sé. Ismael Serrano no son The Beatles. Y no hace falta aplaudir con alhajas para saber quién canta mejor. Como nadie cantó, Ismael bien dijo anoche: “echarle la culpa al destino es la excusa más cobarde”.

El destino quiso que conozca a Ismael Serrano. Lo vi romperse el alma y la guitarra al final del Corazón de Jesús, un filme nacional. Jodido como está España, su país, ahora. Serrano sentenciaba anoche que el 15M fue el más grande movimiento de indignación de una juventud española marginada del mercado laboral y de sus sueños. Para esto no hay solución. Parafraseando a Ismael, cuya frase fue única y no le pertenecía: “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”.

Pero Ismael trae esperanza. A pesar de la crisis trabaja en el Café de los Recuerdos. Los tiempos mejores eran antes. La mayoría de los clientes pasaron a deudores. Y otra vez parafraseo a Ismael y le robo la frase: “hoy es mejor todavía”.

Por eso canta Ismael, porque hoy es mejor aunque te digan que un disco tuyo en el bolsillo “hace dormir la pierna” o que “juegas a ser un Serrat en la B”. Tu música nos llevará al ascenso. Joder. Es que como tú bien decías: “la gente afila el ingenio para eso. Para joder”.

Confieso que yo tampoco conozco todas tus canciones. Como nadie, no canté anoche. Pero si tengo que decirte gracias es por “Vuelvo”. Aquella canción donde dices: “No digas que todo era mentira, los encuentros y las despedidas, tampoco los días en que me decías que todo iba a irme bien”.

Hasta luego Ismael, hasta que la vida se resuelva.




Foto: David Mamani Cartagena

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