David Mamani Cartagena
El Festival Alucine es un espacio
creado por el cineasta nacional Juan Carlos Valdivia, cuyo objetivo principal
es la difusión de películas alternativas en Bolivia, producidas por
realizadores nacionales. El festival se desarrollará del 3 al 6 de septiembre
en la ciudad de La Paz.
The Bolivian Case, de la
directora Violeta Ayala, será uno de los estrenos más esperados el próximo 5, y
es la misma directora quien comenta en la siguiente entrevista los detalles de
la filmación y la historia que conlleva este registro.
La historia
Christina Oygarden, Stina
Brendemo Hagen y Madeleine Alicia Rodríguez (todas de nacionalidad noruega) son
las tres protagonistas del documental cuyo eje principal es su detención el 21
de mayo de 2008 en el Aeropuerto Jorge Wilstermann de Cochabamba, acusadas de transportar
22 kilos de cocaína con destino a Noruega.
Las tres jóvenes son sometidas a
juicio y terminan privadas de libertad en la cárcel de mujeres de Cochabamba.
Luego Oygarden y Hagen escapan a Noruega en 2010 y 2011, respectivamente, aprovechando
su libertad condicional; y solo Rodriguez permanece cumpliendo su condena hasta
hoy. Posteriormente se descubre otros involucrados en el caso, que conformarían
un cartel narco entre Bolivia y Noruega; y son: Roland Skar, Oskar Jensen y
Christopher Brorson. Estos tres últimos junto a Oygarden y Hagen, también se
someten a juicio en su país de origen (Noruega) por intentar introducir droga,
cuyo fallo es el epilogo del filme.
The Bolivian Case tuvo su estreno
internacional el pasado 29 de abril en el festival Hot Docs, de Canadá, y fue coproducida
por Señal Colombia de Colombia, NRK de Noruega, Screen Australia, y está desarrollada
por NFI de Noruega y Puma Britdoc de Inglaterra.
Gracias a la gentileza de Violeta
Ayala por cedernos el documental y adelantar una interpretación, surgieron las
siguientes interrogantes.
Las principales protagonistas. Desde la izq. Christina, Stina y Madeleine
En qué periodo se filmó “The
Bolivian Case” y cuánto tiempo duró el rodaje tomando en cuenta el
encarcelamiento de las protagonistas en Bolivia y el juicio paralelo en
Noruega?
Empezamos a filmar en Abril del 2011
en Cochabamba y filmamos por última vez en mayo del 2014 también en
Cochabamba. El periodo más intenso fue desde agosto del 2011 hasta septiembre
del 2012 donde viajábamos entre Noruega y Bolivia seis veces.
“The Bolivian case” es un excelente
ejemplo de documental periodístico porque consultaste directamente con todas
las fuentes involucradas. ¿Cómo se pudo armar este rompecabezas y resolverlo
con un final que dependía del fallo en Noruega?
Ese era el punto, el
de seguir las historias de los siete chicos que eran parte de
esta operación de tráfico. Nosotros nunca pretendimos descubrir la verdad,
la verdad debería ser objetiva pero todas las decisiones en este caso
se tomaron de una manera subjetiva. Tenemos tres chicas noruegas que fueron
arrestadas en el aeropuerto de Cochabamba, como se dice con las manos en la
masa, cada una llevaba 7 Kg de cocaína en su maleta, esta es la única
prueba tangible sin embargo la prensa y las estrategias de los abogados son las
que al final determinan la justicia. Aquí se ve que la justicia tanto en
Bolivia como en Noruega, es manipulable, realmente es la ley de la jungla
donde el dinero, la raza y la clase mandan. Aquí le damos la vuelta a la
tortilla y a los estereotipos, soy una directora del Sur cuestionando
el sistema judicial y a la prensa del país más rico del mundo.
Realmente la historia es más extraña que una película
de ficción, un rompecabezas con demasiadas fichas, yo me tomo tiempo y mucho
para armar mis rompecabezas, es realmente un proceso de ensayo y error, que
además envuelve a muchos profesionales, recursos y tiempo.
El documental refleja en algunos
casos la manipulación de los medios de comunicación con respecto a la
construcción de reputación de los involucrados en el caso y su influencia en el
juicio. ¿Cuál es tu opinión?
La prensa en Bolivia, Noruega o en
cualquier parte del mundo es muy poderosa, es este caso específicamente,
Christina Oygarden la chica que tenía más plata y 'mejores abogados’ por
decirlo así, cambió su imagen totalmente de vestirse como una rebelde de
pelo corto, a tener una imagen de niña buena que va a la iglesia, ocultando sus
tatuajes; y en el juicio en Oslo, su estrategia es la de desprestigiar a las
otras dos chicas y culparlas. Stina Brendemo que era la novia de Christina
cuando vienen a Bolivia, es la típica noruega, rubia y cuando se embaraza
en la cárcel, la prensa en Noruega se vuelve loca por su historia a tal
punto de que una revista de hombres, paga su fianza y organizan un escape al
mejor estilo de Hollywood. Ella después culpa a la tercera chica. Madelaine
Rodriguez, noruega pero con padre latino acaba siendo el chivo expiatorio. La
prensa noruega desde el principio la muestra como la culpable, la latina mala
de la película que trafica drogas y no es una coincidencia que sea
la única pagando la por el crimen de las tres, aquí en Bolivia.
Es realmente una tragedia.
“The Bolivian case” también muestra
que existe similar sensacionalismo en el tratamiento periodístico en Europa
como en América Latina, al punto que una revista pague por la historia de las
involucradas y ayude en la fuga de una de ellas.
La prensa es
sensacionalista en todas partes del mundo, el tráfico de drogas y la
prensa son los dos negocios más lucrativos del mundo. Te imaginas la revista
ALFA de Noruega, acabo pagando $360,000 por el escape de Stina, mandaron
mercenarios a Bolivia para sacarla del país. Esta revista no solo pago por
tener una primicia pero en este caso ellos crearon la noticia.
El flujo de
la información es realmente muy rápido hoy en día, la
prensa no tiene tiempo realmente para investigar de una manera profunda,
casos como de las tres chicas venden bien y con la net, los medios no tienen
tiempo de ni siquiera un día, para pensar lo que están
publicando, o sea es una competencia esquizofrénica, las noticias son
publicadas cada minuto.
Ahora en este caso, las
tres noruegas tienen una relación de amor y odio con la prensa. La prensa
las usa tanto como ellas usan la prensa. La universalidad de la historia
es lo que me atrajo hacia ella, aquí no hay chicos buenos o malos,
todos son víctimas y al mismo tiempo victimarios.
Hoy en día tenemos más información
que nunca en el planeta pero menos tiempo que nunca para reflexionar sobre esa
información. Son tiempos muy interesantes los que vivimos. En realidad EL CASO
BOLIVIANO, rompe muchos de los estereotipos de las diferencias entre un país
pobre y uno rico y muestra esta historia en un territorio más neutral.
Recién he leído un artículo que
Google tiene la capacidad de influenciar una elección por lo menos por un 20%
de electores y hasta un 60%. ¿Te imaginas el poder de la prensa y los medios
sociales?
Al final se ve que los jóvenes son
víctimas del crimen organizado como de la justicia. Como bien define Oskar, “esto
no es justicia sino sistema legal”
Yo estoy totalmente de
acuerdo con Oskar no solo en que la justicia y el sistema legal son dos cosas
diferentes, la justicia debería ser objetiva e imparcial pero no lo es, al
final aquí o en Marte el que tiene más dinero, tiene más ‘justicia’
por así decirlo. Oskar también tiene razón en decir que la
guerra contra las drogas no es solo hipócrita pero una total falacia
porque si las drogas fuesen legales, la criminalidad desaparecería. No
hace mucho el alcohol era también ilegal y el crimen organizado alrededor
era fatal.
El tráfico de drogas nos
afecta a todos por igual, pero es mucho más fácil crear políticas
violentas cuando los países ricos ven a jóvenes de los países
pobres como los chivos expiatorios, ahora cuando ven que
sus jóvenes también están traficando, ahí cambia la historia.
Hoy por hoy, las mulas de cocaína no son los latinos, te imaginas, a
nosotros nos revisan más que a nadie en los aeropuertos. La guerra
contra las drogas en una guerra contra los pobres, los negros, los latinos y
los vulnerables.
Madeleine Rodriguez sigue cautiva hasta ahora en la carcel de mujeres de Cochabamba
Consideras que el género documental
funciona mejor para un público de TV que de cine?
Yo creo que todo es
subjetivo. Mis documentales en general son demasiado desafiantes para una
televisión casi obsoleta manejada por una generación de baby boomers. Yo
conozco muy poca gente que hoy ve la televisión, en realidad solo mis abuelos
miran la tele. Mi hija de 1 año no sabe que es una tele, ósea yo soy la
que decido lo que ella va a consumir por el internet hasta que ella pueda tomar
esa decisión.
El internet ha cambiado las reglas
del juego. Plataformas como Youtube, Vimeo, Netflix ya han creado un
sistema alternativo de difusión masiva. La televisión tradicional va a ser remplazada
por una manera más personal de consumir la información. Tu iPhone o cualquier
otro dispositivo inteligente se está convirtiendo no solo en tu televisión,
pero en tu periódico y hasta tu cámara. La retroalimentación entre el creador y
el público es totalmente directa hoy en día. Canales de televisión y prensa
tienen personas dedicadas a distribuir la información en Facebook y Twitter. El
modelo tradicional de producir y consumir media está cambiando a mil por hora,
dándonos a los creadores mucho más control de lo que producimos.
El cine independiente
fuera de Bolivia, tiene un nicho, tiene un público que cada día crece
más con festivales de cine, plataformas como TUGG donde tú puedes decidir lo
que quieres ver en el cine. La diferencia entre el cine y la televisión,
creo yo, que el cine siempre ha sido una actividad más social y eso no va a
cambiar. Ahora también los documentales han cambiado mucho, la
idea de hacer algo netamente social y entrevistar a los expertos del tema ya no
es la única forma de hacer documentales. Si tu sigues una historia
interesante y sigues a los personajes, tienes una narrativa que es igual o más dramática
que una ficción.
Finalmente se ve que la edición
es clave en la agilidad narrativa del documental. ¿Coincides?
La edición es clave
en cualquier historia, ya sea documental y ficción. Nos ha tomado más
de un año el editar esta historia tan compleja. Uno de los desafíos más
grandes era el poder mantener el suspenso a través de toda la narrativa y al
mismo tiempo que se entienda la historia. Todas las películas son
rompecabezas y nuestro rol como cineastas es poner todas las piezas juntas
para que se pueda ver la imagen completa.
Yo tengo la suerte
de trabajar con un equipo increíble, empezando por Dan Fallshaw, que es
un editor no solo talentoso pero incansable, Dan no se conforma con un
esta medio funcionando, para él o funciona o no y lo logra. También nos
han ayudado Deborah Dickson que ha sido nominada a tres Oscares, Fernanda
Rossi que nos dio otra perspectiva en buscar la historia y Dom Locher que nos
dio el ritmo y el tono de la pelicula. Hemos tenido muchos screenings. Sabes, editar
es una como se dice en inglés, trial and error process. Después la música
también es fundamental. Tratamos con 4 compositores diferentes hasta que la
final encontramos a Simon Walbrook.
La magia del cine ocurre
después miles de horas en la sala de edición, de tratar y tratar
hasta que la narrativa funcione y después igual en la post-producción.
Trabajamos con ingenieros de sonido de Fox Studios en Sydney. Yo
ya había trabajado con el mismo equipo en mi anterior película, STOLEN,
pero ahora tenía menos tiempo así que fue un equipo de 6 editores de
sonido, más los artistas de foley trabajando a mil por hora, terminamos la película
literalmente la noche antes del estreno en Toronto.
La edición final del documental es importante en The Bolivian Case
¿Cuáles son tus proyectos a futuro?
Ahora estamos editando a full LOS
BURRITOS (COCAINE PRISON). Esta historia la empezamos el 2010, el estilo es
totalmente diferente a The Bolivian Case aunque es parte de la misma trilogía.
Es una historia lindísima, que de nuevo rompe los estereotipos del narco
violento y muestra una realidad diferente. Es más una historia sobre el paso de
la niñez a la adultez.
Filmamos en la carcel de San
Sebastian por años y en el Chapare siguiendo a los protagonistas de esta
historia, desde las montañas hasta las hormigas, los perros y las cucarachas.
Creo que vamos a editar por lo menos unos 3 meses más y después pasamos a la
etapa de post. Estamos viendo la posibilidad de que el compositor musical venga
a Bolivia a grabar a músicos, usando instrumentos tradicionales con sonidos más
contemporáneos.
Estoy también trabajando en un
proyecto de crear un juego de realidad virtual dentro de un prototipo ilustrado
de la cárcel de San Sebastián, las primeras imágenes las ha creado Olivia Barrón,
una ilustradora boliviana y Cinthia Suárez, una arquitecta que vive en Virginia
va hacer el esqueleto del recorrido. Dan Fallshaw va a hacer el diseño y yo voy
a contar las seis historias con personajes también ilustrados.
Tenemos otros dos proyectos aquí en
Bolivia, otro en Australia y muy pronto quiero tomarme unos meses en Grecia
para escribir el guión de “Las Reinas de la Cocaina”. Quiero también escribir
una serie de cuentos para niños para mi hija. Realmente siento que el día tiene
muy pocas horas, quisiera robarle tiempo al tiempo.
THE BOLIVIAN CASE PRESELECCIONADA AL PREMIO FENIX
The Bolivian case compite
representando al país como preseleccionada entre los 22 países de Iberoamerica,
en la categoría mejor documental de los Premios Fenix.
El premio iberoamericano de cine
Fenix reconoce a los directores de America Latina, España y Portugal. La
segunda versón se llevará a cabo en la ciudad de México el próximo noviembre
del presente.
El premio Fenix fue instituido
por la plataforma Cinema 23 con el fin de promover el
cine producido en la región. Cabe recordar que el primer ganador en el género
documental fue "Sobre la marxa" de JOrdi Morato (España).
Violeta Ayala es conocida por
"Stolen", un largometraje estrenado en 2009 y que ganó 15
premios. Tiene una licenciatura en
Periodismo de la Charles Sturt University. Es una de los 12 blogueras que
escribe sobre La Guerra Contra Las Drogas para el Huffington Post. Fue alumna
del Film Independent y becada del Instituto de Cine Tribeca y Sundance. Es
ganadora del Premio de Periodismo Bertha Britdoc 2013.
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