viernes, 24 de noviembre de 2017

FINAL




Estas líneas surgen de la necesidad de dejar de lado un oficio (temporal o definitivamente aún no lo sé). Amo el periodismo, y más lo que significa para varios colegas el periodismo cultural. No quiero ahondar en definiciones, porque este esbozo es suficiente para explicarlo.

Durante una década (2006-2016) intenté ingenuamente cambiar un entorno del que fui parte, y aun así queda un legado que me deja satisfecho. Sin falsa modestia ni ego, creo que he conseguido en diez años cumplir objetivos, algunos planeados y otros por azar.

Volver al origen, a este espacio que nació de la necesidad de no tener posibilidades de publicar en un medio masivo, que a su vez derivó en revista Reciclarte. Primero como blog personal y que luego se transformó de un sueño a realidad en mayo de 2007 (aunque la idea se germinó en 2006). Una revista impresa que fue lanzada durante la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz, que tuvo su repercusión, llegando a dos números. Un tercer número quedó truncado para siempre.

En diciembre de 2007 di por concluido ese periodo, recopilé algunas notas (casi todas) que fueron de mi autoría para la revista, y decidí crear este blog personal llamado Arte no existe. Paralelamente en 2008, continué haciendo periodismo con otros grandes colegas, y embarcamos el semanario impreso El Satélite. Dicho medio me mostró una realidad distinta de la ciudad donde nací y crecí, porque se hizo agenda desde el distrito 6, 7, y 9 (Pampa de la Isla, Villa 1 de Mayo, y Plan 3000).

Entre 2009 y 2010 acompañé la creación de la revista impresa Ramona, con sede en Cochabamba, y de la que fui corresponsal aquí en Santa Cruz. Al margen de la actividad periodística, cumplí a cabalidad el rol de difundir el medio nuestra ciudad, recalando en la calidad de los textos. Una revista especializada como tal.

Mitad de 2011 al 2012, surge una primera ruptura con el oficio, por la necesidad de continuar en otro rubro como es la arquitectura y la construcción. Una pasión heredada, que al final me alejó este periodo por completo del periodismo. Volví con esporádicos reemplazos a medios impresos de la ciudad, como redactor y fotógrafo.

Hasta el 2015 y parte del 2016 continué con algunas reseñas de discos, películas y libros. Soñamos e intentamos con un gran amigo crear una plataforma de noticias en internet, y su respectiva aplicación ante el boom de los smartphones. Empero la velocidad de la información y el vértigo de no saber hacia dónde va el negocio, nos dejó confundidos y declinamos.

Desidia, falta de determinación, impulso, dinero, pero sobre todo destino. Algunas cosas no se pueden cambiar.

Al presente sigo y seguiré recopilando y compartiendo información (enlaces) de interés mío sobre arte, música, literatura, arquitectura, tecnología, deportes, finanzas, etc, en mi muro de Facebook como mi cuenta de Twitter.

Otra vez una ruptura, misma que me lleva a una nueva pasión que es la cocina; como un proyecto de arquitectura que será realidad, esperemos pronto.

Simplemente gracias a todos quienes acompañaron estos diez años leyendo mis textos desde este espacio virtual o papel impreso. A los contados locos que se acercaron en bares para conversar sobre intereses en común (arte, música, literatura, cine); a los genios que pude entrevistar. Me siento orgulloso de tener notas con artistas que admiro en mi universo, y cuyo registro queda en este espacio.

Quiero recordar a mi colega Jorge “Coco” Arduz, y a mis mayores influencias de la universidad, mis docentes Alexeis Sánchez y Jorge Rodríguez.

A mi familia, amigos, y en especial, a la memoria de mi viejo, arquitecto René Mamani Miranda.

Gracias.



David Mamani Cartagena

Periodista

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