lunes, 29 de enero de 2007

12 AÑOS CON ABRAHAM ENDER: MUSICA DE CAÑERIAS


“Música de Cañerías nació una cálida tarde de junio de 1995. Con más de 7 años ininterrumpidos en el aire, ha sido destacado por la prensa como el mejor programa de la radio.

Humor, irreverencia, información musical especializada y piezas musicales muy poco difundidas por los medios, son los pilares de este programa con características de vanguardia”

El fragmento citado corresponde a la contratapa del libro “Desde las Cañerías” editado el año 2003 por Abraham Ender, autor del mismo y conductor del programa Música de Cañerías, que cumplía siete años en aquel entonces. A mitad del presente año, habrá motivos para celebrar con “música y desde las cañerías”. Mientras tanto disfrutemos de esta larga conversación que tuvimos con este personaje, en un lugar ajeno a la radio, como fue el café del Centro Franco Alemán, una tarde de enero.

EL PROGRAMA

A meses de cumplir 12 años, ¿cómo podrías definir Música de Cañerías?

Desde el punto de vista del marketing, yo siempre la definí como la fiesta hecha radio. Para mí también es un continente. Un continente donde yo puedo hacer lo que quiero ahí adentro, con el límite que te marca el deseo; el hecho de qué es lo que quiero y el límite que te marca la complicidad con la gente. Es decir en el hecho de que tampoco vayas a hacer algo que al final los termine por emputar. Eso sería como ir al bar con los amigos y mandarte una cagada tras otra, hasta que te agarran a puñetes y te dicen “Flaco esto no va más, búscate otro boliche”.

Por otro lado entiendo que funcionó como un despertador. Funcionó también como un territorio para poder de alguna manera crear, edificar otra cosa. Si bien con humor o como fuera, siempre lo que se intentó hacer fue plantear una alternativa, plantear que tenemos otra forma de vivir. Por eso nos gustaba mucho burlarnos, me gustaba mucho burlarme de los conceptos de eficacia, que por ahí lo principal en la vida era el aspecto laboral. Indudablemente que lo principal en la vida fue, es y va a seguir siendo es la felicidad. Entonces el aspecto laboral claro, si te permite desarrollarte además como persona por una parte de eso, pero no es nada más que eso. No podemos poner la vida laboral como el eje central de nuestra vida porque es una huevada tonta. Por eso en ese sentido digo, porque funcionó por un lado y también funcionó como un territorio para poder recrear o de alguna manera, yo no sé si representar, porque nunca hubo algo que fuera una representación, técnicamente hablando; pero sí recrear o crear por lo menos nuevos conceptos, nuevas ideas, recrear viejas ideas y mostrándolas como nuevas, algo por el estilo. Creo que eso fue lo que potenció el programa. Finalmente dejó de ser un programa de radio. Terminó por ser un poco más que eso, algo medio indefinible pero que fue apropiado por la gente.

¿Qué o quienes han influido en tu formación radiofónica?

En mi formación de radio, el tipo fundamental es Edgardo Gaudini, el 12. El 12 le decían, le decimos 12, espero que no se haya muerto; hace años que no tengo noticias de él. El 12 era docente en matemáticas y además era “El Sultán” de los Redonditos de Ricota. Cuando el grupo “Los Redonditos de Ricota” aparecen, en realidad es una comparsa de 12, 15, no me acuerdo y cada uno tenía un rol. Estaba el grupo de música, pero estaba el Payaso Bufercho, la Mayté que bailaba como Isabella Duncan y terminaba bailando con una bandera negra colgada y el símbolo del anarquismo, desnuda, mientras la banda tocaba, y estaba el 12 que era muy buen chef. El preparaba unos buñuelitos de ricota que terminaban repartiendo entre el público. El aparecía de sultán, con un turbante, todo vestido de sultán y pintado de negro. El fue mi maestro de radio. Yo con él empecé a hacer radio y el me enseñó en la práctica a hacerlo. Después pasé dos años por el ISER (Instituto Superior de Enseñanza de Radiodifusión, Bs. As. Argentina), que fue más que nada para entender como era la sistematización, para sistematizarme yo mismo y para entender las técnicas que a mí me faltaban, cosa que el ISER en ningún caso me dio. Sí estaba más claro cuando yo trabajaba con el Gordo (Gaudini) y de ahí él me presentó a Jorge Dorio y a uno que estaba ahí con Dorio, que era un tal Jorge Tellerman; hoy es el alcalde de la ciudad de Buenos Aires. Yo estaba ahí un poco como su asistente de producción. Yo digo esto en éstos términos para que se entienda. En verdad nunca formalmente fue así. Simplemente yo era un pibe que daba vueltas por ahí y que la huevada que hiciera falta, yo estaba para hacerla. Cuando lo que hacía falta era leerse un libro entero y guionizarlo que sé yo, para un programa, yo también estaba. Cuando había que atender el teléfono porque una de las chicas faltaba, yo también estaba. Eso me permitió verlo desde distintos lugares. Entonces, yo vi por ejemplo que los tipos salían del programa y decían “bueno y para mañana qué?”. El programa iba de 12 de la noche a una de la madrugada. Entonces, te vas a la una de la mañana, tenés derecho de irte a comer algo, irte a dormir. No, los tipos se quedaban ahí parados en el pasillo de la radio, discutiendo que miércoles hacían al día siguiente, para mientras cenabas y antes de irte a dormir, seguís pensando qué huevada ibas a decir, qué música ibas a poner, blah, blah. Eso me mostró una cosa bien interesante, cómo se disfrutaba hacer radio. Eso que no sé por qué, los académicos llaman profesionalismo. Eso es disfrutar hacer radio. Yo no sé si es profesionalismo o no porque hasta aquí nadie pudo definir lo que es ser profesional y lo qué es no serlo. En todo caso, los tipos disfrutaban haciendo eso. Ellos iban a disfrutar cada uno por su lado la cena, pensando en qué iban a decir, porque estaba definido el tema del programa siguiente, el programa que iban a hacer a las 12 de la noche del otro día, les quedaban 24 horas por delante. ¿Por qué después que dejaste el alma y las tripas frente a un micrófono, tenés que ponerte a pensar en el programa siguiente? Bueno porque eso es vivir la radio puej carajo. Por eso digo, yo creo que después de los académicos, lo empezaron a mal llamar profesionalismo. Entonces aparentemente ser profesional tendría un montón de ribetes que implica una abnegación, un sacrificio…yo lo he visto, yo he crecido en esas escuelas y eso se llama disfrutar.

Ese fue otro de los tipos que a mí me ha ayudado mucho a aprender a hacer radio. Yo con ellos aprendí por ejemplo, que era una mentira eso de “onda jazz”, de que el espectáculo debe continuar, el show debe continuar. El show nunca continua, el show continua cuando yo decido que continua, y ese yo es el locutor, es el operador, es el telefonista. Es decir, si yo soy el operador técnico de la radio y ese día me emputé con mi mujer y no voy a tolerar a dos tarados que quieran hacerse los graciosos conduciendo un programa, no voy. El espectáculo no tiene por qué continuar. Si no tienen operador suplente, me cago. Me cago, sabés qué, nadie en el mundo nunca se murió porque el periodista no llegue a tiempo con una nota, porque el radialista no tenga el operador, no es verdad. El periodista llega con la nota del tipo que murió, el periodista nunca evita la muerte. El radialista sí, yo te puedo dar ejemplos en que sí. Vos le charlás al tipo que te llama a la radio porque se va a suicidar. “Hola, y si¡¡”, pero sabes qué, el tipo que te llama a la radio porque se va a suicidar quiere una muy buena razón para no suicidarse, y si no está el operador, bueno, o se suicida y mala suerte o bien llama a otra radio. Nada más. Entonces no hay. Yo nunca tuve que continuar y yo eso lo aprendí así. El profesional es el que disfruta. Entonces vos cuando disfrutás, vos sos responsable frente al público, sos responsable frente a la emisora. Por qué? Porque yo no quiero disfrutar hoy y mañana. Entonces le cuido los equipos a la emisora, no me robo los discos como hace más de uno, trato de llegar a horario. Cuando se me pone un entrevistado medio boludo, le digo levanta el nivel de la respuesta porque si no te echo, no sé, pero porque yo lo dejo de disfrutar. Por supuesto que hay una ética. Por supuesto que respetar la ética no es solo para profesionales, es para todo el mundo. Entonces no hay una justificación de que el profesionalismo viene porque cumplo la ética, no, la ética en los medios la tienen que cumplir todos. Los tipos que trabajan en el medio y los que no trabajan en el medio también. Hay una ética que hay que respetar.

Yo recuerdo siempre una grosería, en la radio del Compadre Palenque, en la Metropolitana, hace muchos años en La Paz. Estaba almorzando en un restaurante y una señora que pagaba sus cinco bolivianos, porque para hablar por la radio del Compadre Palenque tenías que pagar cinco bolivianos. La señora estaba hablando, no me acuerdo por qué puteaba la señora, no sé qué de los huevos, que eran muy chiquitingos, claro no decía así, “que los huevos están pues muy chiquititos o muy pequeñitos”, el asunto es que el conductor, si no me equivoco era don Paco (Adolfo) le dice “pero seguro que usted compró huevos chilenos señora, esos son huevos de rata”. No puej, cómo vas a decir eso. Eso es faltarle el respeto a la gente. Eso es no tener la más mínima consideración por la inteligencia del tipo que te escucha. Eso es tratarlo de ignorante, de bestia y de bruto al tipo que te escucha. No me jodás. Si todos sabemos que hay huevecitos así chiquititos y que te los cobran como si fueran huevos de gallina y parecen de codorniz, y no hace falta decir que son huevos chilenos, ni ofender a nadie. Me entendés. Entonces no hay una cuestión de que yo soy profesional porque tengo formación académica o porque conozco la ética del medio. Mentira. Ese tipo tenía 20 años en radio y era capaz de insultar a su propio público llamándolo ignorante y desafiándolo a que en realidad el que compraba un huevito chiquito era un huevo de rata chilena. Este tipo de cosas en el sentido del profesionalismo, yo lo aprendí en toda su dimensión ahí, con Dorio, con Martín Caparós, con Tellerman, bueno Tellerman estaba en el equipo. No le quiero dar muchos aires a este señor que ahora pulula por la política, cosa que me desagrada.



¿Te consideras un referente en la radiodifusión cruceña?

A ver, esa es una palabrita medio difícil. El ser referente básicamente, normalmente, implica una ausencia. El referente se constituye solamente en la ausencia, como referente, socialmente hablando. Si después sos un paradigma para cierta gente, ese es otro tema. El referente implica por lo menos una proyección social medianamente importante y normalmente eso uno lo ve en la ausencia. El Che para ser referente ideológico y no paradigma, porque no es un paradigma ideológico. Pporque en realidad, por dónde están los principios ideológicos del Che? Me hablan de Lenin. Sí, hay principios clarísimos, pero en el Che dónde está? Más que en consignas. El Che es un referente, no es un paradigma ideológico. Es claramente un referente. Lo único que sabemos, que valoramos y amamos en el Che, es que tenía una rebeldía tal el cojudo de mierda, que renuncia a todo lo que podría haber tenido digamos como un ilustre y manso y buen dictador en una isla caribeña a todo dar, y se hace matar….

¿Por sus ideas?

Más que por sus ideas, por lo que el soñaba que tenía que ser una humanidad. No hay ideas muy taxativas que vos puedas puntualizar. Vos decís, idea número uno, idea principal en el Che, idea fuerza. En verdad eso no está, son sueños, son consignas. El hombre nuevo, ese tipo de cosas que después como lo rellenás y bueno todo el mundo después le dio, cada uno a su propio relleno. Entonces lo que hay es y ojo que esto no es de mirarlo, para mí es todo lo contrario. Me parece mucho más interesante el tipo como un referente que como un paradigma ideológico porque justamente creo que hay un montón de pibes que hoy usan una polera del Che sin ser de izquierda y me parece mucho mejor. No tienen por qué serlo. Me parece muy sustantivo que haya chicos que admiren o que acepten ponerse una polera de un tipo que a lo sumo lo que saben es que fue más o menos como Maradona, que tenía mucho talento, que era un cabrón para soñar y que él sí iba, no se achicaba. Bueno, eso es un referente y él se constituye en la ausencia, cuando no está más que es el Che Guevara. Mientras tanto era discutido. No te olvides que los que eran pro Castristas lo discutían al Che, hoy nadie lo discute, ni la derecha ya se anima, es un icono cultural. Es como pretender seguir discutiendo si The Beatles eran rock and roll o no. Es otra etapa de la historia. Entonces no sé, el referente tendría que existir en una ausencia.

¿Qué pasaría si Música de Cañerías dejara de existir algún día?

Claro, acá viene el punto. Yo creo que yo no soy un referente como persona, pero con Música de Cañerías es un paradigma en la radio. Este hecho me lo marca el saber que hubo, yo me enteré de tres o cuatro tesis doctorales en comunicación sobre Música de Cañerías. La última fue la de este chico que está en el Canal 18, como presentador de noticias, Roy Encinas. El tenía como guía de tesis a un cubano, Jorge Rodríguez. El era uno de los invitados seguidos a Música de Cañerías. A mí me gustaba mucho su forma radial de comunicar y el hecho de que bueno, el “tipo” de educación sabía. Poder explicar en una radio como él utilizaba la imagen en el aula, a mí me hacía que fuera un personaje atractivo para hablar por radio. Claro un tipo que te puede explicar como hace con imágenes no sé que huevada, no sé donde, puta¡¡ el tipo sabe. Me sorprendió que fuera su guía de tesis porque entre ellos había una discusión. Rodríguez decía que la FM no podía tener contenidos, que el formato de la FM no admitía los contenidos y Roy Encinas le decía que sí. El ejemplo, el paradigma que él daba era Música de Cañerías. Claro yo me reí porque es verdad, los dos tenían razón.

Es verdad que el formato de FM no te permite poner contenidos, pero es verdad también que vos podes abrir un poco ese formato y sin respetarlo enteramente, pero sin evadirte enteramente de él, sí le podes poner contenidos. Es lógico que el formato pasa de lo que se concibió originalmente como la FM, pasa a tener un formato más de AM. Porque la lógica de la FM cuál es, si es una frecuencia modulada, es decir, si logramos una frecuencia de onda tal que las interrupciones ese shhhhhhhh que había en la AM, sea quebrado, no exista más, a qué putas querés un boludo hablando por la radio, no¡¡¡ pasá música, y encima que teníamos un sonido estéreo. Entonces el formato de la FM, es lógico que no era para contenidos. Pero también es verdad que apenas nace la FM, no que nace, eso fue el ’30, ’40, que se presenta en sociedad a fines de los ’50, comienzos de los ’60, la radio Caroline descubre el truco. Entonces cuando la BBC de Londres por ejemplo pasaba sus identificaciones: “educar, informar y entretener es la misión de la BBC…” no sé que huevada, éstos descubrieron que se podía decir “sex, drugs and rock and roll” es el lema de Radio Caroline. No fue tan así, pero ellos le pusieron mensaje en las identificaciones de su emisora. El pinchadiscos estaba solo para anunciarte el tema y vender la música, claro, pero a partir de ahí se abrió el espacio; y Rodríguez ignoró todas las experiencias que las FM’s alternativas que fueron todas FM’s y no AM, que tenían un alcance de una amplitud limitada, un alcance limitado, pero que bueno influían en un barrio.

¿Como La Tribu por ejemplo?

Como La Tribu en Argentina. Pero en realidad la experiencia original es de aquí, es de las radios mineras en Bolivia. Entonces cada mina tenía su radiecito. Lo que no se enteraba el resto del país porque había censura, por una dictadura, por lo que miércoles fuera, en las minas la tenían re clara. Encima Liber (Forti) que se pone a hacer radio teatro para educar a la gente. Esa fue la primer experiencia de una radio educativa en el mundo. Encima más el cojudo, todavía pone programas directamente educativos como la Revista Científica se llamaba, sí era esa, y el slogan era “la ciencia al día”. Oíme, en 1956, ’57, dejate de joder, era mucha cosa. Está bien, eran radios en onda corta, solo transmitían para la mina, pero es un ejemplo de como vos podes tener un alcance limitado pero una buena frecuencia donde todo el mundo te escuche, una buena señal, fue una experiencia importantísima. Entonces no es verdad que la FM no pueda tener contenido. Es verdad que tenés que llevar un formato mixto. Porque en la FM necesariamente tenés que aprovechar esa calidad de sonido. Pero por lo mismo cuando se vino el sonido digital, que con un grupo de gente empezamos a investigarlo, entendimos que era en la FM donde había que empezar a hablar y que la AM había que dejarla para las grandes redes informativas y para la música popular en general. Es decir para que te puedan sintonizar desde cualquier lugar. Y esto todavía fue, yo te estoy hablando cuando hacía un programa en Buenos Aires, año ’90, ’91, ’92. No estaba todavía presente en Latino América el fenómeno de la electrificación rural que trajo aparejado las radios rurales, las radios pueblerinas. Hoy en toda Latino América tenés un montón de radiecitos en cada pueblo lo cual hace totalmente inútil la existencia de una AM o de las grandes redes, digamos, monopolizadas de información. Es más lógico hablar de una red horizontal en donde se juntan varias radios, intercambian información. Por ejemplo, lo que mantiene viva a Radio Santa Cruz, es en realidad la red Amazónica. Porque vos te enterás de lo que está pasando en todos los pueblitos o en todas las ciudades, y en los pueblitos pasa lo mismo. Después, los programas de Radio Santa Cruz ya son solo escuchados muy parcialmente. El que vive en Pailón lo escucha, si no le gusta la música que pasan en ese momento, la FM Pailón digamos. Entonces, me fui a la miércoles, pero es interesante para ver cómo sí por ahí el programa se transformó en un paradigma pero porque por ahí teníamos todo este cúmulo detrás, todo este arrastre de cosas. Entonces sin querer lo fuimos volcando, sin querer en algunos casos intencionalmente, en muchos casos no, se fue volcando todo eso dentro del programa. Yo me imagino que fue justamente por todo eso que el programa terminó siendo popular en algún sentido o en varios sentidos. Por lo mismo creo que se transformó sí en paradigma. A mí me asombra que hay un montón de imbéciles que tratan de tener, primero un acento gaucho, no sé para qué. A mí me emputa y toda mi vida traté de tener un acento neutro. Además que ya detecté a tres o cuatro que hablan de “mai fren”.

¿Una copia de lo que haces?

Claro. Oíme, si el estilo en la conducción se define por la personalidad del conductor, a qué putas tenés que copiar un “yeite” de algún boludo que lo único que hizo fue, que un día estaba en Equipetrol y escuchó a todos los cambingas hablar todo el tiempo de “mai fren”, “namber one” y no me acuerdo que otra huevada. Entonces yo me cagué de la risa y lo tomé para burlarme nada más y porque un gil decía: “estas hablando con Néstor Rodríguez, te voy a hacer compañía hasta las seis de la tarde” (imitando su propia voz). Yo dije, mi nombre no se lo doy porque me da vergüenza. A mí me hubiera dado vergüenza decir, dar el nombre y hacer lo que se hizo ese tipo. Entendés. Entonces, esa es mi forma de ser. Cuando yo te hablo de influencias te hablo de la gente que a mí me enseñó a hacer radio. Ahora, después, por ejemplo, un amigo, Juancito Gonzáles, me había dicho: “pero vos sos el estilo de Dolina”. No. Dolina, Música de Cañerías y un montón somos lo que se definió en la década de los ’50 como los “charlistas de radio”. Eso lo había inventado un radialista uruguayo que hacía cinco minutos de humor, un micro que se llamaba “Una ventana a la calle”, donde el tipo hacía todo el que se asomaba a la ventana. “Huy, mirá el tipo que apurado que va, miércoles que cuando uno va apurado no llega a ningún lado, claro porque….” Entonces volvía al micrófono “cuando usted va apurado normalmente se lleva por delante a la vieja, ya le tiene que pedir disculpas a la vieja y entonces levantarla. Además ordenarle la cartera, imagínese lo que es ordenar la cartera de una viejecita, ponerle cada cosita, el lápiz labial….”. El tipo de te hablaba así. Yo no lo escuché, yo leí sus libros. Pero ese es el estilo y eso fue inventado en la década del ’50 y quedó como lo que para nosotros los radialistas es un género. Nunca académicamente te van a admitir que el “charlista de radio” es un género, pero es todo un género. Hay que ser una charlista de radio. Un actor de teatro no es buen charlista de radio.

¿y un monólogo?

Pero es un monólogo que tenés escrito y lo tenés que recrear a medida que lo leés. Yo te puedo mostrar en Música de Cañerías, todos los programas son guionizados. Pero a la hora en que abrís el micrófono, eso te sirvió digamos para arrancar. Es como el fútbol, vos lo tenés planificado. Pero si el pelotudo de el número dos se equivoca, no es tu culpa, vos pateás al arco y no estaba planificado que sea tan fácil. Cuando estaba planificado que esa noche el arquero de ellos tuviera una noche brillante y oíme, hasta cuando se tapó así, le rebotó en el codo, la pelota salió afuera. Y eso como lo planificás? No, eso no se planifica. El sabor de la vida y de la radio es que la tenés que improvisar a cada rato. Porque si no después imaginate, hasta el matrimonio es un contrato, en donde lo único que no tiene es la fecha de vencimiento, que caduca. Porque es con la muerte la huevada encima más. Pero después todo es una transa de mierda en la vida. Vos te subís a un taxi y ya tenés que negociar. “No cómo me va a cobrar siete pesos, no sea loco”. Te vas a la tienda “no puej, si los huevingos son así chiquitingos, son de rata chilena”, no ve. Puta. Entonces hay un lugar en donde vos mismo te permitís la improvisación. Por ejemplo cuando te escapás de la corteja, te vas al boliche a improvisar con otra chica. Bueno, volvamos al tema inicial que en realidad era otro (risas).

Esto digamos es un poco, el pensar en que las influencias en la radio como en todo, existen. Pero una cosa es la influencia, otra muy distinta es la poética. Entonces el hecho de que yo de chico haya leído a este locutor uruguayo, es una influencia clarísima. Pero de ahí a copiar a un tipo no. Si el estilo de conducir es tu personalidad. Si sos un tipo melancólico, jamás hagás un programa de humor, hacé un programa romántico. O bien, sé el personaje melancólico dentro de un programa de humor, donde haya un montón de gente, un elenco de humoristas. Eso sí, pero sino, no. Esto venía a referencia y a colación de la pregunta original que había sido la cuestión de paradigmas. Si, si, hay un montón de cosas que forman paradigmas. Por ejemplo la cantidad de tiempo que hablo. Claro. Carlos Valverde jamás hubiera entrado a la FM. Desde cuando un tipo hablaba durante una hora seguida sin parar. A mí me criticaban que hablaba mucho. Y eso que mis editoriales duraban de ocho a diez minutos. Eso para la FM era una barbaridad. Terminó siendo, no un referente como programa, pero sí es un paradigma. Ahora si después será un referente o no, eso veremos. Imposible saberlo.



Con respecto al tema de las editoriales de radio, sacaste un libro que se llamaba “Desde las cañerías”. ¿Cómo te fue en el aspecto de ventas y si planeabas una segunda parte?

El libro fue muy bien. Según la editorial le pusimos un record de ventas en presentaciones, lo cuál no es poco. Según ellos, en Santa Cruz, en una presentación, nunca vendieron tanto como el libro “Música de Cañerías”. A favor de esto está el precio, era un libro de 30 Bs. Eso sí es importante, que el producto pueda estar al alcance de la gente. No te olvides que no es que compramos discos piratas porque somos piratas, sino porque no tenés los 20 $ para el disco original. Entonces, yo me imaginé cuando saqué un libro, más que imaginarme, metí la mano a mi bolsillo y no había un centavo. Entonces dije, tengo que hacer algo.

En realidad fue la idea de, vuelvo a este locutor uruguayo. A mí me tentó mucho la idea de que había logrado un lenguaje que estaba entre ser oral y ser escrito. Porque cuando pasaron los años, una vuelta fui al baño. A mí me encanta leer cuando voy al baño a sentarme horas en el inodoro. Me acuerdo que me puse a leer una editorial, que no me acordaba nunca que la había escrito y me entré a reir solo. Entonces ahí dije: “miércoles, no estaban tan mal algunas huevadas que uno escribió”. Porque cuando vos escribís algo y lo dejaste años en un cajón y te olvidaste, y lo empezás a re leer y no te acordás ni las circunstancias, ni el contenido, ni nada de lo que dice, es como si fuera otra persona la que lo escribió. Entonces yo, cuando me enfrenté a ese editorial, vi eso y dije: “a la puta así que asá había sido escribir”. Por eso se me ocurrió y dije: “esto tiene una cosa medio que es un lenguaje escrito”. Porque yo lo leí para mí, sentado cagando en el baño. Es decir, no es que lo escuché que había otro, que había hecho un editorial y que “qué gracioso”. No. Porque entonces está la interpretación de por medio. Es gracioso el texto como está escrito, como la forma en que el tipo la interpreta, el tono de voz y mil huevadas. Entonces se me ocurrió, porque aparte era la época de El Muro (boliche), era una época bien especial. Santa Cruz venía de vivir un auge de un montón de cosas.

Habían pasado cuatro eventos de ARTEFACTO, teníamos el Festival Internacional de Teatro, Festival Iberoamericano de Cine, yo hacía el Festival Nacional de Blues & Jazz, había Festival Nacional de Danzas. Santa Cruz era una fiesta, era una fiesta cultural maldita. Entre 1998 y el 2003, Santa Cruz vivió una fiesta que yo creo que nadie se la pudo soñar nunca. Ni propios ni extraños. Fue una cosa que se dio por que se dio. No porque existió tal o cual cosa. Entonces, en medio de toda esa marea hubo, no sé, en El Muro, que fue un poco el boliche que catalizó todo eso, yo nunca voy a olvidar una mesa como de 25 personas, así larganga, Manuel Rocha Monroy, Edmundo Paz Soldán, Ejti Stih, Pedro Shimose que venía a presentar su libro desde España, el editor de El País, Ricardo Serrano; no sé, había de todo en esa mesa. Gente de Cochabamba, un tipo que ahora organizó el Foro Alternativo cuando fue el Encuentro de Presidentes, Gustavito Soto, es decir, había intelectuales, de todo. Entonces, lo único que coincidieron 25 personas, que cada una hablaba en grupo, por su parte y se cruzaban los diálogos y demás, fue que Santa Cruz estaba creando un lenguaje nuevo, que todavía era indefinido y que no se había terminado de cristalizar. No me acuerdo quien dijo y usó la palabra cristalizar, porque todos se cagaron de risa; dijeron “no compañeros, cero coca, cero droga”, no sé qué putas. Y era verdad, faltaba un lenguaje nuevo. Faltaba un arte que se apropiara de toda la movida y que los terminara por representar a todos. Así como en su momento pudo haber sido el pop en distintos lugares y demás.

A mi juicio eso nunca terminó por suceder. Pero fue lo que a mí más me animó para decir "yo tengo un lenguaje", y un lenguaje que movilizó en Santa Cruz, que hizo crecer un montón de gente. Hay gente que creció con Música de Cañerías. Hay chicos que tenían diez años cuando yo empecé, lo empezaron a escuchar a los 12 años y hoy tienen 22, y no sé si lo siguen escuchando. Pero durante un periodo de años lo escucharon y les sirvió para descubrir música nueva, para pensar cosas desde otro lugar. Entonces lo mismo sirvió los festivales que hubo, lo mismo sirvió todo lo que hubo. Además no te olvides, más allá de lo que pudo haber o no, fue la época en que salió Brújula (Suplemento de El Deber) y antes había estado Platea en la Estrella del Oriente, que también fue un suplemento cultural importante. Yo creo que respondió más una vorágine de una época, de un momento, en el cual hubo una fiebre de producir cosas y todo lo que quedó de eso fue un público ávido de novedades. Los artistas siguen masturbándose cada uno por su lado, los radialistas seguimos cagándonos de hambre y pidiendo 20 pesos prestados y todo esto terminó en un grito de autonomía cuando en verdad teníamos autonomía antes de gritar. Claro, porque ahora cuando vos querés hacer una muestra de algo ya sos masista o sos autonómista. Antes no teníamos esos prejuicios, antes lo hacíamos. Yo creo que esto se perdió, pero bueno. Hay tres libros en espera, pero como se perdió el espíritu tal vez sigan en espera, no lo sé. Yo le presenté la propuesta a La Hoguera nuevamente. Uno es la parte segunda de Desde las cañerías, que tiene un título provisorio. En realidad el libro estaba armado hace dos años, un año y medio, entonces no sé si lo voy a mantener así como está. Era “De doctos, ductos y otras cañerías”, pero para la época tenía mucho sentido. En el 2004, hablar de los doctos, los ductos y otras cañerías tenía más sentido por ahí que ahora. Otro libro es la Una Historia del Rock, muy linda, y hay otro que es una novela, “Quién mató a Evo Morales”. Pero dudo que llegue a terminarla en un tiempo. Es un escenario hipotético. Vos imaginate que mañana lo matasen a Evo Morales, empezá a imaginar qué sucede? Y ahora preguntate, quién fue? Viste todas las respuestas que hay, bueno. En realidad es, lo primero que te tenés que plantear es una geopolítica real del continente. Porque yo te explico, empiezan a bajar todas las etnias indígenas de Latino América hacia La Paz. Pero además, quién no es sospechoso, desde Bush, pasando por Chávez, García Linera, Lula, terminando con la mafia rusa que tiene intereses en la Jindall…claro, pero eso en otro episodio al tiempo. La realidad me va a soñar ampliamente me parece y va a terminar siendo una apología del delito.



PERFIL PERSONAL

"Mi nombre es Abraham Ender Montaño, me dijeron que nací, porque no me acuerdo muy bien, el 23 de diciembre de 1963. Ya lo habían matado a Kennedy. Es decir por las dudas que conozcan el tema de Fito Paez, yo no nací con Kennedy a la cabeza. Yo nací con la cabeza de Kennedy bajo tierra. Estudié derecho porque me encantaba la política, después me di cuenta que ambas cosas eran un error en mi vida. Sin embargo seguí haciendo política, sigo haciendo, pero ya no desde partidos políticos. Estudié Filosofía y Letras. Estudié en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza de Radiodifusión, Bs. As. Argentina) y además estudié economía. Fui acompañante terapéutico en un manicomio a la edad de 21 años, durante casi un año, ocho meses o diez meses; y en mi tiempo que digamos no ocupo, en el ocio, que es lo que me lleva la mayor parte del día, trato de encontrar algún trabajo como consultor en comunicación o en temas de periodismo. Pero en general el ocio me lo impide bastante, afortunadamente".

3 comentarios:

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