sábado, 26 de enero de 2013

BOLIVIA, SU ESTÉTICA EN EL VIDEOARTE



             
David Mamani Cartagena



Versatilidad. Un cúmulo de artistas y críticos nacionales destacan la diversidad de lenguajes, la temporalidad del registro y su incipiente influencia en otras disciplinas como el cine.



 Claudia Joscowicz. Round and round and consumed by fire. 2009

  
Han pasado 50 años desde que Nam June Paik, artista del colectivo Fluxus, realizara el primer registro en video y su posterior exhibición. Sin embargo, el videoarte pide renovar constantemente su significado en el llamado arte actual o contemporáneo. Por un sentido geográfico, indagamos sobre esta técnica en Bolivia, su uso como un canal de expresión para los artistas. 

Julio González, Claudia Joscowicz, Raquel Schwartz, José Ballivián, creadores; el curador Rodrigo Rada, y el crítico Pedro Albornoz, diversifican opiniones sobre el tema.


Precursores nacionales


La mayoría de los consultados coinciden en afirmar que el primer videoarte boliviano fue obra de Narda Alvarado con Olive green (2003), empero hacía falta una plataforma de exhibición.
“Está claro que la Bienal Siart de La Paz ha sido la principal iniciadora de este fenómeno y junto con ella ha emergido un grupo cada vez más grande de artistas jóvenes que han encontrado sus medios de expresión en fórmulas no tradicionales y han sido acogidos por las nuevas dinámicas de la cultura boliviana”, dijo Rada.  Ballivián, artista y curador, fue más allá al describir este inicio y citó otras obras que irrumpieron en la década pasada.

“Los primeros experimentos audiovisuales realizados por Diego Torres y Rodrigo Quiroga en los 80, en los 90 las creaciones de Gastón Ugalde y Sol Mateo moldean conceptualmente los pixeles. Comenzando el siglo XXI, en un marco estético más contundente, surgen piezas de video exquisitas; Olive green (2003), un video performance que se ejecuta con base en la idea-producto, de la artista Narda Alvarado y  Muerte en el jardín (2007) de Iván Cáceres. El artista-curador Rodrigo Rada, que construye discursos conceptuales que lo han llevado a ejecutar piezas como Pelota (2003), donde la realidad y la acción de las ideas actúan en el lenguaje contemporáneo”, indicó el curador Ballivián.

A pesar de la impronta de Alvarado, todavía suman otros factores que hacen que el videoarte no se consolide.

“En Bolivia el videoarte aún está siendo poco utilizado por los artistas porque hay confusión en lo que es video y videoarte. Creo también que las salas de exposiciones no están preparadas para contener obra en video. Entonces el artista tiene que alquilar o tener su propio reproductor, lo que incrementa los costos de exhibición”, afirmó Schwartz.


Ventajas, circuito e influencia


“Esa cuestión de la accesibilidad hace que el videoarte esté de moda. Más acceso a público, más dinero, hay un boom. Evidentemente ahora es más fácil llevar una exposición de video a otro lugar, que esculturas. Eso permite que en Bolivia se esté impulsando más por esta facilidad de logística, la Aduana” remarcó Julio González. Al contrario de la facilidad de exhibir videoarte, la posibilidad de venta al público es una desventaja.

“En términos de mercado el videoarte es lo más difícil de vender. Una pintura es única, la fotografía vale menos que una pintura porque es reproducible, el video aún más porque no tienes un objeto sólido. Tienes el DVD (disco), se raya, se rompe” aclaró Joscowicz.

Sumando las cinco décadas del videoarte en el mundo y la temprana época de producción de la técnica en Bolivia, se puede advertir cierta presencia en el cine nacional.

“Se puede ver su  influencia en películas como Zona sur, de Juan Carlos Valdivia. Es un ejemplo de la estética, el movimiento de cámara. Incluso la última película de Marcos Loayza, Las bellas durmientes, es otro ejemplo. El arte está incidiendo”, finalizó Pedro Albornoz.


Artículo publicado originalmente en suplemento Brújula de diario El Deber.

1 comentario:

Vero dijo...

La verdad que en lo personal me estimulan muchisimo lo que son los videos de arte de estas catacterísticas.
Lo destaco ya que tendemos a creer que el arte tiene que surgir de Europa, o países de primer mundo. Esto demuestra que no necesariamente.